martes, 28 de abril de 2009

Laguna del Duque, una mañana bien aprovechada

Definitivamente, soy un ingenuo. Iluso de mí, pensé que durante su periodo de convalecencia el amigo Andrés se pondría al día con los reportajes que nos debe. Sí, me refiero a la conclusión de su expedición al Spantik y a la segunda parte de su estancia en los Alpes de Austria... Pero no. Así que, aquí voy otra vez, tirando de nevera. Ésta es la excursión que hicimos el pasado 12 de abril. Se trata de una ruta de senderismo apta para todos los públicos. La última antes de que Andrés se operara de no sé qué en la pierna. A ver cuando se nos recupera del todo.
Bueno, el caso es que yo tenía comida en casa de la cuñada así que buscamos una ruta no muy lejos y no muy larga y nos acordamos de nuestros tiempos mozos cuando, en los campamentos de la parroquia subíamos hasta la Laguna del Duque. Para allá nos fuimos bien tempranito com muestra la foto de aquel amanecer nublado.
Nos llegamos hasta la Central del Chorro, donde empieza el camino. Hemos estado aquí varias veces, pero la última fue hace mucho. La Junta de Castilla y León ha señalizado la ruta y ha puesto este mapita. Aunque conocemos la zona de memorieta, le echamos un vistazo.





Empezamos a caminar por el senderito y vemos que el día está un poco chungo. La nube está metida justo en la laguna. Nunca dejará de sorprenderme el tubo de la central...


...lo pasamos por debajo.



Hace fresco, pero Andrés va como un niño con zapatos nuevos. En realidad, es que se ha pillado estas zapatillas de la marca esa que nos hace la competencia, el muy desleal. De momento dice que bien, que cómodas, que agarran bien...



Al llegar a este punto encontramos una bifurcación señalizada. Nosotros escogemos el camino que siempre hemos hecho. Además es un poco más corto. 25 minutos por aquí y 45 por el otro lado. O eso pone.



Volvemos a pasar bajo el enorme tubo y subimos estas escaleras. Desde luego, ¡así da gusto ir al monte! ¡Ya podían ser mecánicas!



Desde aquí vemos el desnivel que hemos salvado. Abajo en la central está el coche.



Este tramo está protegido por un cable. Mejor, que por aquí suelen venir familias con críos.



Los de la Junta han balizado el recorrido.



Subimos por esta placa con las nubes siempre en su sitio. Me parece que no vamos a ver mucho hoy...



...desde el otro lado.



Y allí, entre la bruma, está la presa...



...y un poco más arriba, la Laguna del Duque o de Solana. Efectivamente no vamos a ver nada. Si acaso al monstruo del Lago Ness que haya venido aquí de vacaciones...



Pero en un ratín parece que empieza a abrir y... ¡oh espectáculo maravilloso!



Ahí nos quedamos un rato viendo retirarse las nubes, hasta que continuamos el paseo cruzando la laguna por encima de la presa.



Ya llegamos al otro lado.



Ahora la circundaremos siguiendo el camino que se identifica perfectamente por la marca de nieve.



Cada vez abre más el día y nos deja ver, a la izquierda, las cumbres del Cordal de los Asperones con el Turmal al fondo.


Al llegar al otro lado remontamos un poco el arroyo que nutre a la laguna...



...y buscamos un buen sitio para contemplar lo que hoy no nos dará tiempo a subir. Si siguiéramos todo el cordal llegaríamos hasta el Torreón, a la izquierda y a la Ceja a la derecha. Un camino que ya recorrimos en su día.


También miramos hacia abajo, con la laguna a nuestros pies. Al final ha salido el día medio bueno. Un poco de frío si hacía, la verdad. Por eso nos comimos la tortilla de patata y el hornzao típico de Salamanca en un pis-pas, y nos volvimos para abajo para completar la circular.


Por el camino nos encontramos con algunos excurisonistas que, cosa extraña, habían madrugado menos que nosotros.


Para volver, escogimos el otro camino, la verdad es que nunca había ido por este lado. Un poco más largo, igual de cómodo.



Y en poco tiempo y a buen ritmo ya tenemos ahí abajo la central y el coche. Esta ruta se puede hacer en unas tres horitas yendo con tranquilidad y, por lo menos a mí, me sirvió a la perfección para abrirme el apetito que no es cuestión de presentarse en casa de la cuñada y no comerse dos platos de arroz con marisco y otros dos de cochinillo.


lunes, 20 de abril de 2009

Peña Redonda (1.996m) para terminar de curar una gripe.

Pues sí. Serán cosas de la edad. Vamos, digo yo. Porque fastidiarse la rodilla esquiando, a la semana siguiente hacer lo propio con la espalda, esta vez en una mudanza y, nada más recuperarse de ambas dolencias, pillarse un gripazo de órdago... En fin, dejemos de lamentarnos y vayamos al tema. Yo siempre he oído eso de que las gripes hay que sudarlas. Bien, pues la mejor forma que conozco yo de sudar es subirse a un monte. Abortados los planes primigenios de hacer un fin de semana furgonetil con intento a dos cimas en el Sistema Ibérico el sábado me fui a Valladolid donde operaban a nuestro entrañable Mr.Churches. No preocuparse que no es nada grave, teniendo en cuenta que lo suyo de la cabeza lo hemos dejado por imposible, el chico tenía que operarse para arreglarse una variz que le venía jodiendo la pierna varios años. Todo salió bien pero estará alejado de las montañas una temporada. Bueno, que me lío. Al final la idea era ir el domingo a subirse el Pico de Urbión pero una confabulación de elementos se unió una vez más contra The South Face Extreme Nisio Team. A saber, nos levantamos tarde, sobre las 09,00h, mi hermano Jorgito no es que matara por hacerse 200 kilómetros para subir esa montaña, después de salir de casa se dio cuenta de que se había olvidado las botas de plástico... Total que volvimos, acabé de ver la carrera de Fórmula 1 y al final me encontré conduciendo hacia Torrelavega a eso de las 12,00h. Por el camino fue cuando finalmente me decidí a aprovechar el día y acercarme a Traspeña de la Peña para subir a Peña Redonda. Ésta es la típica montaña que tengo olvidada por su menor altura, "cualquier día la subo", llevaba diciéndome unos diez años. Pues bien el domingo fue "cualquier día".

Sobre las 14,00h estaba casi preparado para salir. Un poco tarde, sí, pero esta montaña se sube en menos de dos horas y parecía que el tiempo iba a aguantar. Mientras me ponía las botas y comía una manzana, aparecieron varios montañeros que ya bajaban de la cumbre. Uno de ellos resultó ser Malicioso, ilustre forero de Sistemacentral.net, y charlamos un rato. Saludos desde aquí, compañero. Me contaron que el viernes nevó por la noche y que arriba había bastante nieve acumulada. Mirando hacia la cima se puede ver la enorme curz que la adorna/estropea, elija usted el verbo que prefiera.



Empiezo a caminar siguiendo las trazas de sendero jalonadas de algunos pequeños hitos a la vez que echo un ojo al teléfono. Resulta que me he agenciado uno de esos móviles con GPS y me he bajado el programa Nokia Sportstracker, es gratuito, ésta era la primera salida en la que lo probaba. A ver qué tal va, de momento, a mí, sólo con que indique la posición, la altitud y haga una rayita cuando voy andando ya me deja alucinado. ¡Prepárate humanidad, que el Extreme Nisio Team se apunta a las nuevas teconologías!



Me cruzo con más montañeros que se tomaron la bajada con más calma que sus compañeros y echo una primera mirada atrás, hacia los extensos campos de la provincia de Palencia.


La subida empieza pronto a hacer unas zetas para ganar altura rápidamente. Empiezo a sudar. ¡Te vas a enterar virus de mierda! Estos días de dolores de cabeza, desgana y comer poco me han debilitado un poco. Sí, estoy más flojo que nunca, que ya es decir. Así que paro constantemente y miro hacia arriba para ver lo que me queda... ¡buf! mucho todavía.


Mirar hacia atrás es más gratificante.


Sigamos, salgo de la zona pedregosa a otra más herbosa. De frente está el collado que separa la Peña Redonda de su hermano pequeño el Pico Burrián...



...mejor miramos hacia atrás, a ver si viendo lo que hemos subido nos entran los ánimos para seguir...



Poco a poco van apareciendo manchas de nieve que cada vez son más grandes y frecuentes. Me paro a ponerme las polainas, a comer un poco de chocolate y abrigarme un poco que a veces sopla un poco de fresco. Por cierto, que el cielo tiene cada vez más nubes y cada vez más negras.



Empiezo a subir la pala de nieve repleta de huellas de mis antecesores, tanto de subida como de bajada...


...vuelvo a pararme y a mirar atrás. Aquél del fondo a la derecha, sí por dónde suelen estar los servicios en los bares, es el Valdecebollas. Allí estuve el lunes.



Y allí la Peña Oracada, que también me subí una mañana hace tiempo, a ver si encuentro las fotos y un día de estos lo cuento. Bueno, mirando abajo parece que vamos cogiendo altura.


Sigo subiendo y las nubes se siguen oscureciendo. Ya no debe de faltar mucho... Por cierto, no recuerdo haber sacado esta foto en blanco y negro...



...ya estoy junto al hito... pero, ¡dónde estará la dichosa cruz! Si se veía desde abajo y ahora...



...¡Ahí está! Ahora sí que no queda nada...



Venga un autorretrato molón... y ¡a la primera!



Paso bajo la cruz y me encuentro esta hornacina con su Virgen y todo, supongo que será la de las Nieves...



...me giro para retatar la crucecita...


...y me llego al vértice geodésico donde está la cima propiamente dicha.

Ahí estamos, dedicando cumbres, como hacen los futbolistas con los goles, sólo me ha faltado hacer un poco el gilipollas, en plan arquero, voltereta, chupete, cuna, limpiabotas... en fin, la próxima vez llevaré algo preparado. Y como en el vídeo se ve muy mal, pues le doy caña al zoom y retrato al Curavacas, ¡ay esa canal sur!



Y el Espigüete. Sin comentarios.



¡Ah! Que casi se me olvida la foto con el patrocinador. Vaya, me ha salido al estilo Earl Hickey, o sea, con los ojos cerrados. Además, tampoco se lee el nombre del Bar Llamas, bueno, pues ya lo pongo yo: Bar Llamas.

Y para compensar el drástico descenso de la estética que ha supuesto esta foto, para acabar como Dios manda, añado esta panorámica de la Montaña Palentina desde el Espigüete hasta el Curavacas.
¡Vaya! Que casi se me olvida. Aquí está el track por si alguien lo quiere, cosa que dudo. El GPS, bien, fácil de usar, fiable, no gastó mucha batería... la única pega es que con este programita no se pueden subir mapas ni tracks de Internet, de momento, pero bueno, por ahora me apaño.

viernes, 17 de abril de 2009

Alto del Corral del Diablo (2.366m): Pero, ¡cómo aguanté dos meses sin salir al monte!

Venga, a ver si nos ponemos al día. Esta ruta es del día 4 de abril. Vaya hace ya dos semanas. El caso es que tras casi dos meses alejado de los montes por los aspectos que ya comenté en el repor del otro día, el del Valdecebollas, ésta era la primera vez que salía a la montaña desde que volví del Atlas. En esta ocasión nos juntamos Andrés, que aprovechaba para acumnular actividad antes de una operación que le mantendrá en el dique seco una temporada; Picni, que todos ustedes recordarán porque se apuntó a la calcetinada de la integral de Peña Trevinca, y un servidor de ustedes. Así pues, tras madrugar un poquito, sobre las diez de la mañana estábamos saliendo del aparcamiento que la Consejería de Medio Ambiente ha habilitado al principio de esta ruta. Además, han colocado un panel explicativo con su mapa y todo y han señalizado la ruta, PR AV39, con estacas de madera. Que se me olvida, estamos muy cerca del pueblo de Nava del Barco, en Ávila, y vamos a subir hasta la preciosa Laguna de la Nava en el circo conocido como el Corral del Diablo y luego al pico que lo corona que se conoce por dos nombres: Pico de la Nava o Alto del Corral del Diablo. Éste último parece más heavy, ¿no? pues venga, vamos a darle caña que hace mucho que no pongo música:

Al principio la ruta discurre por una pista bien asfaltada. Hace buena temperatura y al fondo vemos ya nuestro objetivo del día.

A pesar de haber venido por aquí varias veces, la primera con unos doce años, en esta bifurcación dudamos. Pues nada hombre, se saca el mapa, que para eso está... es por arriba.


Caminamos a gusto, contando batallitas y olvidándonos de la crisis al pasar por este gran árbol.

Cruzamos el puente de la Yunta...

...y tras remontar la pista con un par de curvas que bordean un monte llegamos a esta portilla.

Sabemos el camino de memoria, aún así las marcas de PR ahí están. La pipsta es ahora una incómoda pedrera...

...pero pronto se convierte en una verde pradera donde pastan los caballos. Como habréis podido comprobar por el alto nivel de sensibilidad de la foto, fue Andrés quien la hizo.

Uno de ellos se acerca mansamente y se deja acariciar. Qué majo.

Pero tenemos que seguir. Al fondo vemos como se estrecha la garganta hasta subir al balcón del circo en el que se asienta la laguna, después remontaremos todo ese cordal de izquierda a derecha hasta la cima del Pico de la Nava. La cosa promete ¿verdad?

Pues vamos para allá...

...al poco de cruzar el río, tranquilos que está bien señalado y no hubo que lamentar ningún chapuzón nisio, la senda pasa junto a esta gran roca que tiene una cruz y una hornacina con virgen y todo.

El arroyo baja haciendo distintas cascadas y pozas. Ahora nos toca seguir ganando altura para evitar la parte más profunda de la garganta.

Y empezamos a pisar nieve...

...que en algunos sitios está más acumulada.

Unas cuantas vueltas por el camino, que not iene pérdida y ya casi estamos en la laguna...

...atravesamos estas praderas, ahora blancas...

...remontamos esta ladera por la que en verano discurre una pista empedrada...

...y ya estamos en la laguna que nos encontramos helada. La verdad no lo esperaba.

Nos tumbamos un poco a descansar, a mí todavía me duele algo la espalda y eso que voy empastillado, y a comer algo. Mientras voy grabando un vídeo, que sin un objetivo de ojo de pez no se puede enseñar esto en condiciones.

Hemos echado casi cuatro horas en llegar hasta aquí, pero claro, entre mi espalda, hacer fotos, charlar un rato, coger agua en la fuente de la Losa... en fin que empezamos a tirar para arriba a ver si hacemos cima. Se puede hacer la circular del circo por cualquiera de los dos lados. Nosotros, supongo que por costumbre, lo hacemos por la izquierda.

Andrés se ha puesto las botas de plástico y empieza a abrir huella en una nieve que se pisa bien sin crampones. El piolet también se queda en la mochila, de momento no hace falta.



La pendiente se endurece y yo, una vez más, utilizo la excusa de pararme a hacer fotos para recuperar el resuello. Por lo menos, a pesar del jadeo, no ha quedado mal.

Andrés, hace lo propio y me inmortaliza de esta guisa. Pero cómo me gusta este sitio De todas las lagunas de Gredos y creo que he estado en todas las grandes, ésta es, sin duda, la que más me gusta.


Ganamos un poco de altura y ya estamos situados casi en el cordal. Andrés y Picni se quedan obnubilados con el paisaje...


...ahí siguen, miralos, se me han quedado de muestra, como los perrilos de caza.



Yo aprovechó para retratar a la laguna de la Nava en una toma casi cenital.


Y les adelanto para hacer esta otra en la que se ve al fondo toda la garganta que hemos recorrido y en primer plano a Andrés y a Picni poniéndo gesto de sufrimiento titánico.


La verdad es que el circo es impresionante y, para variar, no podíamos para de hacer fotos. Venga una más.



Al llegar a esta parte, la zona venteada y orientada al sur estaba pelada y nos obligaba a caminar por la pedrera.


Otro poco de nieve y ya tenemos la cumbre ahí al ladito...



...un esfuercito más...


...y ahí estamos. Hemos tardado unas seis horas, a ritmo tranquilo y parando mucho ¿eh? que esto, yendo un poco ligero se hace en algo menos de tiempo.



Foto con el patrocinador de The South Face Extreme Nisio Team...

...y vídeo de rigor.


En esta foto ya nos recreamos, sí es pura pose, con la Covacha y la Azagaya al fondo.


Entonces, una llamada de la autoridad competente me informa de que hemos quedado para cenar en Salamanca sobre las nueve... hago cuentas y deduzco que vamos un poco pillados así que, carrerita para abajo. Antes, volvemos a posar para Andrés.

Y sin más demora iniciamos un vertiginoso descenso...



...bueno, no mucho porque otra vez no podemos evitar pararnos a hacer fotos...


...pero pronto recuperamos el ritmo. Ahí va Andrés aplicando sus recién adquiridos conocimientos de esquí en los Alpes austriacos, por cierto, todavía nos debe la segunda parte de aquel viaje...



Yo, directamente, voy a tumba abierta, sé lo que me juego y el que haya llegado alguna vez tarde a una cita con su contraria por liarse en el monte con los amigotes, me entiende perfectamente.



Ya vemos ahí al lado otra vez la laguna...

...y cuando queremos darnos cuenta ya estamos otra vez en la pista que nos llevará al coche.

Allí Andrés hace entrega de la camiseta de The South Face a Picni que, en relaidad, ya se la había ganado en Peña Trevinca, pero bueno. Por cierto, que Picni como es un humanista en el más amplio sentido de la palabra, lo mismo te instala un aire acondicionado que se va al Campeonato de España de Tiro con Arco, pues tiene GPS y ha colgado el track de esta ruta en wikiloc, si a alguno le interesa, sólo tiene que pinchar aquí.