lunes, 7 de septiembre de 2009

Expedición Nisia a Ladakh: Fiesta en Khyengru (3.675m)

Viene de aquí

La verdad es que ya había ganas de salir de Leh. Así que el día 29 de julio, por fin, preparamos el petate y tras desayunar copiosamente nos despedimos de la ciudad. Así se veía desde mi ventana.

Antes de partir, unas últimas consultas al mapa. Así, manteniendo vivo el espíritu nisio, sin saber hasta el último momento a dónde vamos.

En un todoterreno vamos Manuel, Andrés y yo. Tenemos unas cinco horas de viaje hasta Khyengru, el pueblo desde el que empezaremos el trekking. Es el pueblo de Punchok. Curiosamente, nuestro conductor también se llama Punchok. Es éste.

Abandonamos la ciudad por su puerta principal...

...y no tardamos en salir a las afueras. Éste hombre empujaba su carrito de helados.

Volvemos a pasar por el Palacio de Shey...

...cruzamos el desierto. Algunos lo hacen literalmente.

Un grupo de mujeres reparan este muro en la carretera.

Hasta que nos detenemos en un puesto de control militar. A su alrededor florecen pequeños negocios donde los soldados pueden gastarse sus rupias. Estuvimos parados allí más de media hora y esos tres no se movieron del sitio, con lo incómoda que me resulta a mí esa postura.

Después de pasar el control continuamos el viaje al ritmo de la pegadiza música local, que Punchok llevaba en el radiocasette del coche. La verdad es que era divertida y hasta pegadiza, aunque también es cierto que después de dos horas empezaba a ser cansina. De lo que no nos cansábamos era de descubrir nuevas advertencias de tráfico.


Por fin, al fondo veíamos Wari la, el paso de montaña que nos llevaría al valle del Nubra. Un puerto de montaña de 5.250m, ahí es nada. Iba a superar con creces mi récord de altitud, aunque fuera en coche, que estaba en los 4.167m del Toubkal. Nosotros, por si acaso, íbamos bebiendo agua a porrillo.

Al igual que junto al río, la vida se desarrolla en torno a la carretera. Dos mujeres se dirigen a hacer sus labores del campo...

...el autobús en el que van Jesusín y todo su equipo nos adelanta. Ya queda menos para Wari la.

Un hombre voltea su molinillo de oración...

...poco después dejamos atrás la civilización y remontamos las duras rampas del puerto. Como para hacerlo en bici... bueno, puede ser un nuevo reto para el Nisio Riders Team...

Ya hemos ganado un poco de altura y abajo queda el verde valle, la laberíntica carretera y, de telón de fondo, el Himalaya.

En la parte final, la carretera se convierte en una pista llena de baches pero nada que no pueda pasar el coche...

...y el autobús que nos sigue, porque Jesusín anda grabando planos para su programa. Aquí está contando cosas a la cámara en el Wari la. La verdad es que se nota la altura. Salto un poco entre las piedras para coger perspectiva para una foto y acabo con la lengua fuera... cule, cule... pienso.

Al otro lado del paso, la carretera desciende hacia el valle del Nubra...

...y nos encontramos con los primeros rebaños de yaks...


...vaya bichos...

Cuando llegamos al fondo del valle, muy cerca de la aldea de Tangyar, Punchok detiene el coche y nos señala unas montañas que se ven al fondo de un vallecito. ¿Qué? ¿Cómo? Tras un poco de diálogo de besugos, al final conseguimos entendernos. Aquélla es la cumbre que vamos a intentar subir. Sí, pero ¿cuál? ¿La de la izquierda o la de la derecha? La de la izquierda parece más alta... miramos el mapa... no debe de ser la perspectiva... parece que es la de la derecha... Yo por si acaso saco fotos a las dos. Al final no nos aclaramos. Un par de días más tarde finalmente llegaremos a la conclusión de que era la de la derecha.

Ya falta poco para el pueblo. Sólo hay que pasar este tramo de "carretera" un poco en mal estado...

...y ya estamos. En Khyengru, han montado toda una fiesta con motivo de la colocación de la primera piedra del centro de salud. El lama nos recibe colocándonos la tradicional cata, ese trozo de tela que sirve para dar la bienvenida...

...mientras los vecinos nos miran entre curiosos y divertidos. No vienen muchos occidentales por aquí.

Nos hacen pasar a una gran carpa y nos invitan a tomar gur gur, o algo así, un té con mantequilla de yak. Era un poco fuerte y de sabor como graso, pero se bebía bien. Ahí está Andrés compartiendo mesa con las gentes del lugar.

Pronto empezaron con la música...

...y con los bailes. Tengo algunos vídeos de esto, pero están dañados los archivos, a ver si logro recuperarlos porque merecen la pena. Hay que tener en cuenta que esto no era un espectáculo para turistas, sino los propios vecinos del pueblo que bailaban sus danzas tradicionales en nuestro honor. Todo un honor, desde luego.

A pesar de la música de flauta y tambor, esta abuela se quedaba dormida con la nieta en brazos. Todo un clásico universal.

Después de un rato nos fuimos a tirar con el arco. Ahí está el amigo Jesusín en otro de sus desafíos extremos. Aunque más bien el desafío era para el que pasara cerca porque... vaya puntería...

...más o menos como la mía. Ahí estabamos, preguntándonos que extrañas fuerzas de la naturaleza podrían habernos hecho errar el tiro. Además, la diana era muy pequeña, estaba muy lejos y... pues eso, que en la playstation con una pistola láser lo que quieras, pero como tuviéramos que cazar con esto para alimentarnos íbamos a hacernos vegetarianos en una semana.

Mientras tirábamos con el arco la música seguía, no se crean ustedes, siempre la misma, con un ritmo y volumen que empezaba a meterse en la cabeza...

Esperando a que nos tocara el turno, íbamos haciendo fotos a las gentes de Khyengru. Mira que niña más maja.

Después de una maratoniana sesión de arco, pasamos a la casa del padre de Punchok donde nos sivieron un poco de chang, una especie de cerveza de cebada fermentada que, sin embargo, tenía como un regusto a sidra. Ni que decir tiene que los nisios apuramos nuestros vasos para no demstrar ingratitud a nuestros anfitriones. Lo malo es que antes de terminarte un vaso, ya te habían llenado otro... una risa... nos fuimos con una alegría a la cama... sobre todo el amigo Jesusín, que como es un deportista de elite, pues no está acostumbrado al alcohol. A ver si recupero el vídeo en el que le hacemos entrega de la camiseta de The South Face Extreme Nisio Team que está muy gracioso con un nudo en la lengua y los primeros síntomas de la exaltación de la amistad.

La noche fue larga. sí, más música, más bailes, más chang... pero nosotros, como ya estamos acostumbrados a salir al monte con resaca, Andrés es subcampeón del Mundo en esa disciplina (malditos kazajos), no nos levantamos tarde y fuimos a dar un paseo. Al salir del pueblo nos cruzamos con unos chavales, ya empezaban a lucir con el orgullo apropiado la camiseta de The South Face Extreme Niso Team. Al saber que íbamos a pasar por este pueblo y lo de toda la historia solidaria, decidimos hacer una pequeña aportación. Así que encargamos una edición especial de camisetas en tallas infantiles y se las di al maestro para que las repartiera entre los críos. Vaya pinta de piezas tienen estos dos...

Así, con la conciencia tranquila, que suele ser para lo que sirven estas cosas, y con renovadas ganas de hacer el ganso cruzamos el puente para subir un poco y seguir aclimatando.

Khyengru está a unos 3.675m y nos dimos un paseo por una pista que ascendía. Subimos hasta unos 4.000m y nos dedicamos a contemplar el paisaje. ¡Pero qué bonito es esto, leñe!

Cuando regresamos al pueblo, ya estaba todo preparado para empezar la fiesta y eso que eran como las diez de la mañana... Las mujeres se habían vestido con los trajes tradicionales, mirad el tamaño de esas turquesas.

Así que nada, al son de la inevitable música, nos fuimos en procesión hacia el lugar donde se construirá el centro de salud.

Nosotros, siguiendo nuestro habitual proceder, preferimos permanecer en un discreto segundo plano. Así de paso podía hacer fotos tranquilamente de las gentes del lugar. No sé por qué, pero me dio por los fotografiar enanos...

...la verdad es que eran guapos, guapos...

...pero bueno, sácate la mano de la boca...

...¡ay, ay, ay! A ver si es que me está entrando a mí el instinto paternal...

...bueno, también retraté a los más ancianos del lugar. Unos figuras de mucho cuidado. El de la izquierda se pasó un poco con el chang y por la noche salió de espontáneo a cantarse unos temas, vamos, como en las fiestas de mi pueblo. Lo que yo digo, comportamientos universales del ser humano. Es tanto lo que nos une...

Después de unos rezos y hasta un corte de cinta, entramos en un bucle. Volvimos a la carpa y empezamos a beber chang...

...tiramos con el arco. Entonces Andrés demostró una vez más que la elegancia no está reñida con la rudeza y, además de esta pose, se marcó una diana que arrancó los vítores y los aplausos del respetable. Claro que si estuviera aquí ese otro gran nisio, el amigo Picni, que se dedica a esto por campeonatos de España, se iban a enterar...

Por supuesto, lo que no paraba era la música que ya empezaba a ser algo más que rayante. Así se lo hizo a saber esta cría a los músicos, que, sin embargo, no parecían darse por aludidos. Obsérvese cómo mira de reojo el Dizzie Gillespie de Ladakh... un poquito de por favor hombre...

Sólo paramos de tirar con el arco, de beber chang y de "escuchar" "música" para ponernos a comer... demasiado para nosotros. Si esto nos pilla con 20 años, pues nada, fiesta hasta que el cuerpo aguante, pero claro... Decidimos darnos un paseo hasta el monasterio para evadirnos de semejante deja vu...

...seguir deleitándonos con las montañas que nos rodeaban y pensando que al día siguiente empezábamos el trekking...

...bonito paseo, un poco más de altura y conversaciones sobre vueltas al mundo en barco...

Y... ¿a qué no sabéis qué pasó cuando regresamos al pueblo? Efectivamente, seguían tirando al arco, dándole a los tambores y bebiendo chang. Así llevábamos como siete horas. Llegamos a pensar que era una prueba iniciática, el último que quedara en pie sería admitido como miembro de la comunidad.

El caso es que tampoco es que ellos fueran Robin Hood. Mirad el marcador electrónico después de todo el día con las flechita, mirad...

Pues así se tiraron hasta que se fue el sol. Pero sólo para entrar en la carpa y seguir con la música, los bailes y el chang. Pausa para cenar y otra vez a lo mismo. Yo no aguanté ni hasta la medianoche... quién me ha visto y quién me ve. En cuanto pude me escaqueé por debajo de la lona de la carpa y me fui al saco, que al día siguiente empezaba el trekking. Antes, hice una última foto a esta niña. Mirad qué guapa y qué bien le sienta la camiseta.

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9 comentarios:

Vidal dijo...

La envidia me corroooooooooe... y eso que todavía no ha empezado el monte, je, je, je... Oye, esa "montaña de la derecha" menuda pala que tiene, eso se esquía fijo, ¿cuando me llevas para hacer la primera en esquíes?, ja, ja, ja... Ah! ten mucho cuidado con el instinto paternal que luego se acabaron estas aventuras ¿eh?... y empiezan otras más arriesgadas del tipo cambio de pañal y lloros a media noche, ja, ja, ja... Te lo dice todo un Nisio del Pañal!!!... Saludos Esgalleros!!!... y ¡que empiece el monte, hombre!

jefoce dijo...

O sea que, por lo que se aprecia, habéis ido a la otra punta del mundo para promocionar la marca thesouthface...

Sigo atento a los próximos capítulos.

Borja dijo...

-Qué pasa esgallero!!
Hombre, eso te lo esquías tú con al boina... al final el glaciar acababa en un paredón de hielo importante, pero nada, un saltito y ya está...

-Aupa Mikel!
Sí, a nosotros la montaña nos importa un bledo, ya sabes, lo importante es tener presencia en los mercados emergentes...

Pronto empieza el monte!!!

Rafa Solanilla dijo...

Bueno ,bueno, otra parte mas sin birra...por lo menos ya se va viendo algo de monte, y fauna...creo que trabajais para el national geografic.

Borja dijo...

Sin birra pero con mucho, mucho chang, que no sé qué es peor, compañero Sherpa

Rafa Solanilla dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rafa Solanilla dijo...

Por lo menos te habras traido una botellita de ese brebaje por si te duele la garganta, no ?

SARITA dijo...

Y cuando comienza la ascensión de verdad?? Que ya estamos impacientes!!

La foto de la niña tapándose los oídos es genial.

Un saludo.

Anónimo dijo...

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